Filosofía y filosofías

La filosofía es exponerse a la incertidumbre. El filósofo es filósofo porque pone en suspenso las certezas aprendidas en el mundo que lo ha formado y lo ha nutrido para la actividad filosófica. Sin esa voluntad constante de abrir sus seguridades al ámbito donde las más firmes fortalezas se fragilizan y se vuelven vulnerables, sin esa práctica adherida al día a día, no hay filósofo que pueda llamarse tal.  

Sin duda habrá quienes piensen que algo de tanático y perverso hay en esa exposición. Pero la presencia “tanática y perversa” solo es transitoria y, bien vista, tiene una utilidad práctica. Es un punto de llegada y, a la vez, un punto de partida para más amplias miras, pues este aspecto no reduce ni concentra en sí la totalidad de la apertura al mundo que procura llevar a cabo una experiencia que pretenda llamarse filosófica. La filosofía se levanta siempre sobre los escombros del saber heredado, que es incompleto y contradictorio por más armonioso que aparezca su semblante de orden y armonía. Los debates teóricos, científicos y académicos son insumos para la filosofía, cuya fuente primaria siempre es el pensamiento reflexivo y autocrítico.

 Más allá de los tecnicismos académicos y la siempre desbordante erudición, la filosofía encarna en un individuo concreto que no por ser filósofo o dedicarse al quehacer filosófico, abandona o prescinde de su dimensión social y todas las dimensiones a ella adheridas. Al contrario, es en la comunidad donde la filosofía arraiga, donde arraiga también la actividad del filósofo: en ella se desenvuelven sus aprendizajes y sus saberes; ella le brinda el lecho para entregarse a la incertidumbre a la caza de sus más profundas inquietudes humanas, que no son solo suyas, sino que son universales, pues el filósofo, como enseña Platón, tiene una visión sinóptica y sabe que tiene que dar cuenta de la totalidad.

La filosofía como meditación tampoco agota ni constriñe todas las posibilidades de la filosofía. Aunque muy distinta de la filosofía académica o científica, la meditación filosófica no deja de adolecer de las mismas limitaciones: la presuposición de lo trascendente constriñe al pensamiento hasta impulsarlo a sus “máximos niveles” de abstracción. El pensamiento es más claro mientras más diáfanas fulguran las barreras que el lenguaje le impone a la expresión del pensamiento. Por ejemplo, el concepto “Dios”, que es una categoría común a la filosofía y a la teología, en la meditación se convierte en trascendencia que absorbe al pensamiento puro dejando de lado a la precaria subjetividad. En su afán por liberarse, el pensamiento crítico se enajena y se vuelve místico, esotérico, críptico. Solo en un segundo momento, tras un movimiento de retorno, regresa a la libertad y a la espontaneidad de la libertad.

Otra de las limitaciones que tienen en común estas formas de hacer filosofía es que la crítica suele ser exterior al pensamiento filosófico, por definición crítico de sí mismo o autocrítico. Lo que define al pensamiento crítico es la actitud de alerta permanente al fundamento de su inquietud como tal, es decir que el reconocimiento de su propia criticidad requiere la exposición de su propiedad de ser crítico. De eso se olvida la “filosofía aplicada” o “filosofía escolar”, que allana y simplifica la complejidad de la historia de la filosofía y el arduo e intenso debate que mantiene los filósofos y las filósofas desde hace muchos siglos. La filosofía crítica tiene conciencia de su propia historia y, precisamente por eso, puede observar sus continuidades y discontinuidades en el largo proceso que la estructura como columna vertebral de todo lo que sabemos hasta hoy. Solo así la filosofía puede estar abierta al futuro, pues ello le permite reconocer los desafíos que le ofrece el presente. 

Acerca de Dany Cruz Guerrero

I was born in Piura, Peru, in 1983. I'm author of sonnets's book Rueca del Insomnio (Lima: Pakarina, 2013), which won Honorable Mention in the National Poetry Award PUCP 2007, and haikus's book Nuevo Sol (Lima: Pakarina & CortaRama). Working as an editor at CortaRama Editores. I studied Humanities and Philosophy at the Antonio Ruiz de Montoya SJ University (2005-2011).
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